Recuerdo la primaria, nos llevaban a diferentes lugares como parte de nuestra formación académica, por supuesto, la más esperada siempre era Sabritas. Esa fábrica que era el sueño de cualquier niño, aun así estuviera en Vallejo.
Ese día, no te podías enfermar, no había manera de llegar tarde, ni por equivocación discutías con tus papás, no fuera a ser que te castigaran con no ir a esa tan esperada salida escolar.
El caso es que yo recuerdo muy bien el día que por fin me tocó esa salida. Nos metieron primero a un salón que tenía una pantalla gigante de esas que hasta se ponían en el piso porque de tan grandes que eran no necesitaban pedestal, cajonera, escritorio lo que quieras. En ese entonces la calidad de la pantalla era lo más ¡WOW! Hoy nos reímos de su calidad.
Nos sentamos todo el salón, 46 alumnos emocionados por el final de esa visita. Silencio absoluto, alguien de Sabritas habla, se tiene que escuchar fuerte y claro, no sea que se le ocurra cancelar lo más importante, la entrega de la bolsa deseada.
Y después de un rollo de agradecimiento por estar ahí y a las maestras por llevarnos, por fin se prendió la pantalla y el video institucional.
En realidad para nosotros era un video hermoso, lográbamos conocer el proceso que en realidad no interesaba tanto pero por el cual obteníamos el resultado final que sí que nos interesaba. Hablaban de los valores, de la empresa, se veía claramente cómo eran felices los empleados, tanto en la planta como en el corporativo, todos enfocados para no cometer un solo error. Que para ser honestos, sus errores eran poner más chile de lo normal o si había algún tipo de juguete o tazzos, poner doble. Entonces para nosotros no había problema con sus errores.
En ese video institucional también pasaban cómo las familias y los amigos eran felices comiendo y compartiendo papas. No podía faltar el tan conocido slogan “a que no puedes comer sólo una”. Qué belleza, era mejor que la caricatura del momento que era más bien una especie de dramón de telenovela de dibujos animados, Remmy. O incluso la telenovela infantil Carrusel.
Sí, así de viejo es el tema del video institucional.
Parte de ese video institucional era las medidas de seguridad que se debía tomar para entrar de lleno a la planta… al mero paraíso de las papas.
Esas medidas de seguridad hablaban de lo mucho que a Sabritas le importaba su gente y todos sus visitantes. Nos contaron parte de su historia, que si por si no lo saben, comenzó distribuyendo sus botanas en bicicleta.
De verdad qué salida tan más memorable, terminando el video, nos llevaron a la planta con nuestros respectivos chalecos anaranjados “veme aquí” y con todo ese ruidero que producían las máquinas veíamos como pasaban las papitas de banda en banda hasta ser empaquetadas. Al final nos dieron el tesoro anhelado. Una bolsa grande con una dotación variada de sus productos. Sí, lo recuerdo perfecto, pero ¿saben qué recuerdo con nitidez? Ese video institucional que después de años hoy me sirve como parte de Effect como ejemplo para evidenciar lo importante que es contar con uno.